PEDERASTIA Y SAP, GRAN ARTÍCULO

PARECE una epidemia, y es verdaderamente preocupante ver la proliferación de casos que están empezando a despertar una especie de alarma en tiempos recientes. Estos últimos días sabemos que se viene denunciando a la iglesia católica, con casos en Irlanda, Holanda, Suiza, Austria, Alemania, el país natal de Benedicto XVI y últimamente también a Brasil y Chile. Este tema tan delicado debe ser tratado con mucho cuidado por la Iglesia, si no quiere sufrir serias consecuencias por ello.

También en nuestro país hemos recibido con horror la noticia de la presunta existencia de una secta sexual en un prestigioso gimnasio de artes marciales en Gran Canaria. Drogas, armas, alcohol, amenazas, abortivos… a la espera del pronunciamiento de la justicia, las noticias no pueden ser más horribles, y no me cabe en la cabeza cómo, si esto llega a demostrarse cierto, se puede estar durante 20 años con este tipo de prácticas impunemente.

La pederastia y los abusos a la infancia son por desgracia una realidad demasiado común y que tiene unas consecuencias devastadoras en aquéllos y aquéllas que los padecen, sobre todo cuando los producen los propios padres y familiares cercanos, que son además los más frecuentes por desgracia.

Pero las consecuencias pueden ser aún más terribles. Por si no lo conocen, les hablaré del Síndrome de Alienación Parental (SAP), muy de moda en nuestros lares últimamente. Su inventor, un tal Gardner (que mintió en su curriculum atribuyéndose titulaciones falsas), se sacó de la manga la teoría de que cuando un niño o niña rechazaba con viveza estar con su progenitor (padre), esto sólo podía deberse al hecho de que la madre le había predispuesto en contra, y que la única solución era la retirada de la custodia de la madre y la entrega del menor al padre.

Sin más análisis (sólo se evaluaba mentalmente a la madre, no al padre) y sin escuchar al menor (estaba alienado) se llevó a cabo una sistemática aplicación de este presunto síndrome, que jamás ha sido reconocido como tal por la comunidad científica. Esto llevó a situaciones en las que los menores eran entregados a padres maltratadores y abusadores privándoles además de la comunicación con la madre. Muchos suicidios y vidas rotas han sido la consecuencia de esto. Baste además decir que Gardner además defendió abiertamente la pederastia y la violencia contra la mujer en múltiples escritos, todo ello antes de suicidarse.

Debemos estar alerta contra estas situaciones para su detección y para evitar el más aberrante de los crímenes: arrebatar la inocencia a los niños.


FUENTE: El Almeria